martes, 3 de agosto de 2010

Retrato de un loser


No es fácil encontrar cine australiano. Principalmente, porque nadie, nunca, está buscando cine australiano. Pero cuando el cine australiano te encuentra a ti, no te queda más que abrirle los brazos, después de todo, Australia es un país hermoso. No es eso, sin embargo, lo que vemos en He died with a felafel in his hand, la adaptación cinematográfica de la novela homónima de John Birmingham, dirigida por Richard Lowenstein.

Imagina estar alcanzando los 30 y haber vivido en casi 50 casas compartidas en varias ciudades de Australia. Entre la gente con las que has convivido, están una vegetariana de espíritu libre, un G.I Joe cuarentón, un grupo de potheads y adictos, una bulímica en busca del estrellado, un gay reprimido con delirio de persecución y la voz de la razón, quien eventualmente se pierde en un intento por descubrirse a sí misma, pero que es, sin lugar a duda, tu mejor amiga. En fin, un montón de losers. Así es la vida de Danny, el protagonista y anti-héroe de la película, recientemente abandonado por su novia, escritor wannabe, cuya meta máxima es escribir para Penthouse, quien aparentemente no conoce otra canción que “California dreamin” y explorador innato de un camino que no lo lleva a ningún lado.


Felafel es un caótico desorden, así como sus personajes. El montaje del film inicia con una prolepsis que interpreta literalmente el título: Danny encuentra a uno de sus housemates muerto enfrente de la televisión con un falafel en la mano. Volvemos nueve meses en el tiempo a la casa número 47 en Brisbane, en donde el ambiente tropical nos envuelve con el sonido de los grillos, los colores brillantes del verano y el ridículo intento de bronceo del que meses más tarde morirá comiendo un felafel.

Pasan tres meses y ahora estamos en la casa número 48 en Melbourne, una casa de aspecto rústico, por no llamar desastroso. La lluvia no para, la tentación gana, los amigos se lastiman unos a otros, un par de policías corruptos interfieren y el caos reina de nuevo. Es hora de partir.

Han pasado tres meses más. Ahora, nos encontramos en Sydney, la gran ciudad. En donde el ambiente californiano predomina y se espera, por lo tanto, alcanzar el “California dreamin” que tanto se invoca. Pero no, solo es una muestra más de que el caos siempre reinará en la vida de Danny, que para bien o para mal, finalmente encuentra su propia voz. Y descubre que, sin importar cuánto se intente huir de los problemas, estos siempre te encontrarán a ti.


Como producción, Felafel es un caos, igual que su historia y las vidas de sus personajes. Tiene una narración lineal que en realidad carece de importancia y su humor es a veces demasiado obvio. Sus intentos filosóficos recaen en frases sueltas a lo largo de la película que a veces separan pequeños capítulos del film, y otras veces describen sentimientos, pensamientos o situaciones de los personajes. Frases como:

Television is the opium of the masses

I love the smell of NAPALM in the morning

How do you climax without sounding cliché…


To do is to be


If prostitution is the rental of the body, marriage is the sell


Hell is other people

Trust nobody…


Black is the ultimate, Black eclipses everything


Bulimia is no cheap


Frases que tal vez podrían provocar una leve sugestión a la reflexión, pero que en su mayoría son pruebas de la composición del film y no hacen más que contribuir al desorden y al humor que éste trae.

Podría pasar horas describiendo todo lo que me parece mal de esta película, pero ¿cuál es el punto? Felafel es lo que es. No intenta ser nada más. No intenta ser una mega producción artística. No intenta ser una súper comedia. No intenta tener más trasfondo del que tiene. Se conforma con lo que es. Y eso es, una imagen de la vida de unos personajes muy poco atractivos, pero con los cuales, aunque sea un poco, te adhieres emocionalmente. Felafel tiene corazón, tiene personalidad y por eso, la recomiendo.


2 comentarios:

  1. Así que te sacaste blog, ¡bacan!

    suena bien la película

    abrazos María

    Elías

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  2. Esta película define un tipo de gente específico. Los que viven en ella.
    Muy buena

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